29/10/2025
Río de Janeiro vive una de las jornadas más violentas de su historia reciente. La ofensiva liderada por el gobernador Cláudio Castro, del Partido Liberal (PL), contra el grupo criminal Comando Vermelho (CV), ha dejado más de sesenta muertos y consolidado un triste récord: se trata de la operación más letal jamás registrada en la ciudad, superando la masacre de Jacarezinho de 2021.
El operativo, desplegado en las favelas del Complejo do Alemão y Penha, movilizó a más de 2.500 agentes y buscó capturar a los principales líderes del CV. Durante los enfrentamientos, los criminales utilizaron drones con granadas, fusiles de alto calibre y autobuses secuestrados para bloquear los accesos, provocando escenas de auténtica guerra urbana.
La ciudad quedó paralizada por el caos: se suspendieron clases, se interrumpió el transporte público y hasta el aeropuerto internacional Galeão se vio afectado. "Es una operación del Estado contra los narcoterroristas", declaró Castro, quien enfrenta críticas por la magnitud de la violencia y la falta de coordinación con el gobierno federal.
Entre los objetivos de la operación estaba la captura de Edgar Alves Andrade, alias "Doca da Penha" o "Urso", considerado uno de los jefes históricos del Comando Vermelho. Doca, de 55 años, tiene 20 órdenes de detención pendientes y está acusado de más de 100 asesinatos, además de estar vinculado a la desaparición de tres niños en Belford Roxo en 2021. Las autoridades ofrecen una recompensa de 100.000 reales por su captura.
A pesar del despliegue, las fuerzas del orden no lograron detenerlo, y muchos de sus hombres huyeron a la selva circundante. La policía teme una contraofensiva en las próximas horas, con ataques a comisarías y represalias en las favelas.
El episodio reaviva el debate nacional sobre la seguridad pública y el crimen organizado en Brasil. El Ministerio de Justicia acaba de presentar un proyecto de ley contra las organizaciones criminales, que contempla la creación de una base de datos nacional y el aumento de las penas para los grupos que controlen territorios mediante violencia o amenazas.
El Comando Vermelho, nacido en las cárceles de Río en los años setenta, ha expandido su influencia a estados amazónicos como Amazonas, Pará, Acre y Rondônia, y mantiene alianzas con cárteles colombianos para el tráfico de cocaína a través del río Solimões. Según la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), el grupo utiliza incluso narcobarcos semisumergibles para transportar droga hacia África y Europa, confirmando su carácter transnacional.
Expertos advierten que el combate al CV requiere estrategias integrales y coordinadas, más allá de las operaciones de choque. "El problema no se resolverá solo con represión; es necesario recuperar el control territorial y ofrecer alternativas económicas", señala Rafael Alcadipani, de la Fundación Getulio Vargas.
Mientras tanto, Río de Janeiro sigue sitiada, entre la presión del narcotráfico, el avance de las milicias y una población que vive en medio del miedo y la incertidumbre. El Comando Vermelho, lejos de retroceder, parece consolidar su poder en todo el país.
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