08/02/2023
Ante los pedidos de intervención militar y rechazo a la asunción al poder del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, varios seguidores del exmandatario Jair Bolsonaro invadieron y atentaron, el pasado 8 de enero, los predios del Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal y la Presidencia.
Las violentas irrupciones, quedaron registradas en imágenes, que demostraban las acciones vandálicas que se llevaron a cabo en el predio. La cual fue calificada como la versión brasileña del asalto al Capitolio, en regencia al acto similar ocurrido en Estados Unidos, el 6 de enero de 2021. Donde participaron seguidores del entonces presidente estadounidense Donald Trump, los cuales accedieron al Congreso violando la seguridad y ocupando partes del edificio en Washington durante horas.
En cuanto a lo ocurrido en Brasilia, por la inmediata recuperación de la institucionalidad luego de la reacción del Gobierno y en especial de Lula, quien ordenó la intervención de la Seguridad Pública en el Distrito Federal (DF), se pudo controlar la situación en más de cuatro horas. Los detenidos, responden por participación en actos antidemocráticos (asociación criminal), incitación a la animosidad de las Fuerzas Armadas contra los poderes constitucionales y, en algunos casos, depredación del patrimonio público.
Tras la embestida golpista fueron apresados varias personas vinculadas a los hechos en campamentos, en los cuales estaban refugiados, cerca de dos mil extremistas. Poco más de 500 fue liberado por ser ancianos, enfermos o gestantes, pero quedaron dentro de la investigación y las detenciones de 1.381 involucrados. De esa cifra, 922 continúan presos en el DF y los otros 459 lograron libertad provisional, al considerarse secundaria su intervención en los actos, pero deben usar tobillera electrónica.
Además de los arrestos, se establecieron líneas de investigación sobre los autores intelectuales y quienes sufragaron los actos terroristas. Puesto que, en los últimos días, Lula manifestó que hubo una falla de los servicios de inteligencia del gobierno, dado que no alertaron sobre los ensayos golpistas del 8 de enero.
Aquí tenemos inteligencia del Ejército, nosotros tenemos inteligencia del GSI (Gabinete de Seguridad Institucional), nosotros tenemos inteligencia de la Marina, nosotros tenemos inteligencia de la Aeronáutica, o sea, la verdad es que ninguna de esas inteligencias sirvió para avisar al presidente de la República que podría haber ocurrido eso, recalcó.
Recordó los momentos de tensión y manifestó que tenía la impresión de que hubo ese domingo un intento efectivo de golpe de Estado en Brasil y complicidad de miembros de las Fuerzas Armadas en la acción de los vándalos. Entre tanto, el daño estimado causado por la destrucción de la sede de los Tres Poderes es de al menos R$ 20,7 millones.
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