06/02/2023
Este lunes se conoció el veredicto de un caso que, tuvo por tres años, a un país en vilo. Donde cinco chicos de entre 21 y 23 años, todos amigos y compañeros en un pequeño club de rugby, fueron condenados a prisión perpetua por ser los autores del crimen del joven Fernando Báez Sosa. A quien golpearon salvajemente hasta la muerte a la salida de un boliche en la ciudad balnearia de Villa Gesell, Argentina.
El caso concluyó tras la lectura de los jueces, quienes fallaron por los delitos de homicidio doblemente agravado contra Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Matías Benicelli, Luciano Pertossi y Enzo Comelli. El mismo, fue leído este lunes ante los condenados en la sala del tribunal en la ciudad de Dolores, en una audiencia en la cual estuvieron presentes los padres de Báez Sosa (victíma).
En cuanto a los otros tres jóvenes, Blas Cinalli, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, fueron sentenciados a 15 años de prisión, al ser considerados partícipes secundarios, del atroz crimen. La lectura de la sentencia fue transmitida en directo por televisión. En Dolores, 220 kilómetros al sur de Buenos Aires, decenas de personas expresaron su solidaridad con los padres de Báez Sosa.
El juicio iniciado el 2 de enero cautivó al país, que hace tres años se había conmovido con el crimen del estudiante de derecho de 18 años, ocurrido el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, 370 km al sur de Buenos Aires.
El brutal hecho ocurrió en el verano del 2020, donde los condenados vacacionaban en ese balneario sobre la costa atlántica argentina. Al mismo, al que había ido la victíma junto a sus amigos de confianza. Aquella madrugada del 18 de enero, el joven estudiante de derecho, murió a la salida de un local bailable de la ciudad balnearia de Villa Gesell, ubicada a 380 km de Buenos Aires. Tras haber sido agredido por golpes de puño en un ensañamiento que terminó con su vida.
Tras el crimen, y llegado el tiempo de la justicia, los defensores de la familia de Baez Sosa, establecieron que los implicados tenían la voluntad de matar. Por lo que la fiscalía, solicito la cadena perpetua para los ocho acusados, alegando que todos, tenían una coordinación sincronizada que impidió que terceros viniesen en auxilio de Báez Sosa.
El abogado de la familia del joven, Fernando Burlando, también había solicitado la cadena perpetua para los imputados. Por su parte la defensa sostuvo que la premeditación nunca fue demostrada y solicitó reconsiderar los cargos como muerte en riña sin que hubiese intención de matar, lo que implicaría una pena máxima de seis años de cárcel, o en su defecto homicidio simple (25 años).
El abogado de los ocho rugbiers, Hugo Tomei, remarcó que nunca se podrá saber quién mató al joven. Considerando que, tras el ensañamiento por parte de los autores involucrados, nos e pudo establecer quien dio el golpe que el costo al vida al joven.
No obstante, durante los alegatos, los imputados, por momentos entre lágrimas, tuvieron expresiones como pido perdón, pido disculpas, no hubo intención de matar, no hubo un plan (de asesinar) y estoy arrepentido. Sin embargo, durante el veredicto, Máximo Thompsen se desmayó durante la lectura de la condena.
Cabe señalar que, Báez Sosa era hijo de una cuidadora de ancianos y un albañil, ambos inmigrantes paraguayos. Había iniciado la carrera de abogacía, luego de graduarse en un colegio parroquial católico y realizar obras de caridad.
Este crimen, sentó un precedente judicial y social, que estableció una serie de protestas en repudio a lo ocurrido y en apoyo a la familia, con intensos debates sobre el consumo de alcohol por parte de los jóvenes, la construcción de la masculinidad, la xenofobia y el racismo en este país que se identifica como de descendientes de inmigrantes europeos.
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