30/12/2025
El Banco Central del Uruguay puso en marcha una ofensiva para reducir el uso del dólar estadounidense en la economía local y fortalecer la presencia del peso uruguayo. La iniciativa es liderada por su presidente, Guillermo Tolosa, y se apoya en una serie de cambios regulatorios y señales de política monetaria.
La estrategia se inscribe en un debate global sobre el rol del dólar. Según datos del Fondo Monetario Internacional, la participación de la divisa norteamericana en las reservas de los bancos centrales cayó del 71% a comienzos de siglo a cerca del 59% en la actualidad. En Uruguay, las reservas en dólares bajaron del 90% al 84% en los primeros meses de la nueva gestión, de acuerdo con reportes internacionales.
El desafío no es menor. Más de dos tercios de los depósitos bancarios están nominados en dólares, una herencia de décadas de alta inflación y depreciación monetaria. Las compras de inmuebles y automóviles, así como el ahorro familiar, siguen realizándose mayoritariamente en moneda estadounidense.
Desde el sector privado, algunos actores ven oportunidades. Desarrolladores inmobiliarios plantean que fijar precios en moneda local o en unidades indexadas a la inflación permitiría reducir la exposición cambiaria, ya que la mayor parte de los costos se pagan en pesos.
El plan del Banco Central incluye endurecer los requisitos de capital para préstamos en dólares, flexibilizar las exigencias para depósitos en pesos y promover el desarrollo de un mercado de capitales doméstico. También se evalúa obligar a las empresas que publican precios en divisas extranjeras a exhibirlos también en pesos, con el objetivo de modificar hábitos de consumo y ahorro.
Tolosa sostiene que la preferencia por el dólar expone a los ahorristas a una alta volatilidad del poder adquisitivo y llamó a abandonar prácticas arraigadas en contextos de inestabilidad. En esa línea, remarcó que la escasez de ahorro en pesos limita el crédito, ya que las regulaciones restringen los préstamos en dólares a quienes generan ingresos en moneda local.
Especialistas advierten que el éxito de la desdolarización dependerá de consolidar la estabilidad macroeconómica. Economistas locales señalan la necesidad de sostener una inflación más baja durante varios años, siguiendo experiencias regionales como la de Perú.
Tras décadas con un promedio inflacionario elevado, Uruguay logró en los últimos dos años mantener la suba de precios dentro del rango objetivo, lo que refuerza la credibilidad de la política monetaria.
El giro uruguayo contrasta con el rumbo de la vecina Argentina, donde el gobierno de Javier Milei impulsa reformas que amplían el uso del dólar, incluso para salarios y contratos.
Mientras tanto, Uruguay apuesta a reconstruir la confianza en su moneda, convencido de que una economía menos dolarizada permitirá más crédito, mayor previsibilidad y desarrollo productivo a mediano plazo.
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