Un león que no ruge: la huelga de la CGT que le da un baño de realidad al Gobierno de Milei

Una impresionante cantidad de ciudadanos argentinos se volcaron a las calles desde el mediodía de este miércoles para protestar contra las políticas aplicadas por el Gobierno del dirigente ultraliberal, Javier Milei, especialmente contra el mega decreto de Necesidad y Urgencia anunciado el mes anterior, y en contra de la denominada "Ley Ómnibus", que ya obtuvo dictamen de comisión en la Cámara Baja del Congreso argentino.

A pesar de las amenazas vertidas durante las horas previas desde el Ministerio de Seguridad, acerca de la aplicación del controvertido "Protocolo Antipiquetes", la jornada transcurrió sin mayores dificultades y miles de trabajadores y trabajadoras argentinos salieron a manifestarse en rechazo a las iniciativas del Gobierno nacional. Si bien, aún no se tienen datos precisos sobre la cantidad de personas que se movilizaron a expresar su disconformidad con la gestión actual, las centrales obreras esperaban una concurrencia cercana a las 200 mil personas.

La propia Confederación General del Trabajo (CGT) estima que el acatamiento del paro superó el 80% en todo el país por lo que, a pesar de los denodados esfuerzos del oficialismo por minimizar o restarle importancia a la movilización de hoy, el nivel de adhesión y la cantidad de personas que optaron por salir a las calles se convirtieron en un profundo llamado de reflexión para el gobierno libertario, a poco más de un mes de su asunción. Si bien, se trata de la segunda protesta en contra del nuevo Gobierno, es la primera con una masiva convocatoria, y la primera que incluye un paro general por doce horas.

Cabe mencionar que la huelga sucede en un momento crucial para el oficialismo, en donde actualmente el Congreso de la Nación Argentina discute dos normativas que, de acuerdo a si resultan aprobadas o no, podrían fortalecer o debilitar considerablemente el rumbo del gobierno. El debate sobre la controvertida "Ley Ómnibus" y sobre la ratificación del mega decreto de Necesidad y Urgencia anunciado por Milei en cadena Nacional en diciembre pasado, es seguido muy de cerca por el oficialismo que, aunque ha hecho gala de tener los votos necesarios para aprobar ambos expedientes, a duras penas pudo conseguir un dictamen de comisión, en las últimas horas, sobre el primer proyecto.

El panorama para el recién asumido Gobierno mileísta dista mucho de ser sencillo. Al descontento popular por la devaluación de la moneda (que rondó el 100%), los despidos de empleados estatales, la quita de subsidios al gas y al transporte, debe añadírsele la "impronta" característica de Milei, de poco diálogo y de imposición, que no cayó para nada bien en los sectores opositores, incluso en los más acérrimos antiperonistas.

Mientras tanto, desde las centrales obreras ya confirmaron que el paro de hoy es "un punto de partida", por lo que, no descartan nuevas medidas de este tipo en un futuro, ligado a las decisiones que tome el Gobierno, que vale mencionar, cerró su primer mes de gestión con una inflación por encima de los 25 puntos.

Si bien, el canal de diálogo con los mandatarios provinciales por parte del Ejecutivo se encuentra abierto a través del Ministro del Interior, Guillermo Francos, no alcanzará con la buena voluntad de algunos gobernadores si Milei y compañía desean evitar nuevas medidas de fuerza de los trabajadores. Tras el primer paro general con masiva concurrencia por parte de la ciudadanía que se ha expresado en contra del desmantelamiento del estado, de las políticas económicas de ajuste y de la privatización de empresas públicas, el gobierno de Milei deberá abandonar su retórica catastrófica y su postura altiva, para atender de manera urgente las demandas de una sociedad, con más del 40% de la población en la línea de pobreza, que ha sido la más castigada por las medidas adoptadas desde el inicio de su mandato.

El mensaje del paro general ha sido mucho más contundente para el gobierno que lo que las estadísticas reflejan. Y es que no se trata de números, sino de la connotación implícita que deja la jornada de hoy: el león no ruge, cuando el pueblo habla.