04/12/2025
La tensión en el Caribe volvió a escalar luego de que Trinidad y Tobago confirmara que el radar montado recientemente por fuerzas estadounidenses ya se encuentra activo como parte de un plan conjunto para combatir el narcotráfico y supervisar operaciones relacionadas con la evasión de sanciones al petróleo venezolano. La primera ministra Kamla Persad-Bissessar sostuvo que el dispositivo incrementa la capacidad del país para monitorear movimientos sospechosos que, según explicó, provienen en su mayoría desde la costa de Venezuela.
Persad-Bissessar, reconocida por su alineamiento político con Donald Trump, calificó la instalación como un "paso imprescindible" para reforzar la seguridad regional. Destacó que el equipamiento "añade una capa superior de vigilancia que antes no existía" y señaló que el radar se incorporó tras sucesivos ejercicios militares entre el país caribeño y Estados Unidos, incluida la llegada del buque USS Gravely y maniobras que se extendieron hasta finales de noviembre.
El Gobierno de Trinidad y Tobago enmarcó esta cooperación dentro del embargo petrolero impuesto por Washington al régimen de Nicolás Maduro en 2019. Sin embargo, desde Caracas denunciaron que la presencia militar estadounidense cerca de sus fronteras constituye una "provocación directa" y parte de un supuesto intento de "desestabilizar" al chavismo.
La medida generó cuestionamientos internos. El Movimiento Nacional del Pueblo (PNM) reclamó explicaciones detalladas sobre el acuerdo con Washington y pidió que se esclarezcan los alcances del proyecto. Persad-Bissessar respondió con dureza: acusó al PNM de "hacer eco" de intereses criminales vinculados al tráfico de drogas y personas, y aseguró que revelar información sensible pondría en riesgo operaciones de seguridad en curso. La líder opositora Pennelope Beckles, por su parte, exigió que cualquier evidencia concreta sea entregada a la policía.
Mientras crece la discusión política, Estados Unidos continúa ampliando su presencia en la región. En el marco de la Operación Lanza del Sur, comandada por el Comando Sur, se destruyeron más de 20 embarcaciones en el Caribe y el Pacífico desde septiembre, con un saldo de 83 muertos. Además, unos 350 integrantes de la 22ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina realizaron entrenamientos conjuntos con la Fuerza de Defensa trinitense para fortalecer la interoperabilidad frente al crimen organizado.
La reciente visita del jefe del Estado Mayor estadounidense, Dan Caine, añadió una nueva capa de tensión diplomática, especialmente tras la reciente declaración del Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera por parte de Washington. Maduro reaccionó con su habitual retórica desafiante: durante una transmisión en la cadena estatal VTV aseguró que Venezuela "no se doblegará ante ninguna amenaza" y acusó a Estados Unidos de impulsar "guerras psicológicas y diplomáticas".
Pese a las reacciones, el Gobierno trinitense insiste en que su cooperación con Estados Unidos tiene un único objetivo: contener el narcotráfico, frenar el tráfico ilegal de armas y personas y reforzar su capacidad de respuesta ante actividades ilícitas que, según asegura, provienen mayormente desde territorio venezolano.
Con una región marcada por disputas de poder, rutas criminales y una creciente militarización, el nuevo radar se convierte en un punto estratégico en la geopolítica del Caribe, mientras Trinidad y Tobago intenta equilibrar su papel entre la seguridad interna y las presiones de sus vecinos.
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