30/10/2022
Este domingo, unas 156 millones de personas están habilitadas para definir quién será el próximo presidente de Brasil, en un balotaje donde la principal economía de Sudamérica elegirá si continúa Jair Bolsonaro al mando o si regresa Luiz Inácio Lula da Silva al poder, mientras que la región mira con atención una elección que marcará el futuro del continente.
Ambos candidatos llegan con una gran paridad que no permite adelantar una victoria segura para Lula da Silva, que ganó en la primera vuelta, pero no le alcanzó para quedarse con las elecciones. A pesar de que, en promedio, las principales encuestadoras locales aseguraban que el histórico sindicalista lograría el 52% de los votos contra el 48% del antiguo militar.
De acuerdo con los números arrojados por Datafolha, distribuido por regiones, Bolsonaro ganaría en San Pablo y Río de Janeiro, pero Lula lo haría en Minas Girais, donde se dice que quien gane triunfará en el país. Según los expertos locales, estos son los tres estados bisagras, que varían su apoyo y pueden dar vuelta una votación.
El pasado 2 de octubre, unos 30 millones de brasileños no fueron a votar, representando al 21% del padrón. Varios analistas piensan que muchos serían simpatizantes de Lula: personas humildes con mayor dificultad para acudir a las urnas. En el Gobierno actual se entusiasman con poder remontar la elección, luego de achicar la diferencia de la última votación. Mientras que en la primera vuelta Da Silva se impuso con el 48,4% (57,2 millones de votos), por encima del 43,2% (51 millones) que logró Bolsonaro, el escenario actual es reñido y el resultado, incierto.
En tanto, Lula se lanzó de lleno a buscar el voto evangelista, que tiene a Bolsonaro como favorito, en un país donde casi el 30% de la sociedad sigue a esa corriente religiosa. Por su parte, el líder progresista escribió una carta pública donde expresó estar en contra del aborto en forma personal, pero se apartó del tema aclarando que los cambios en la legislación dependen del Congreso.
Según las cifras de Datafolha, se muestra que entre los evangelistas la imagen del ultraderechista varió entre el 66% y 62% en los últimos días, mientras que la de Lula fue del 28% al 32%. Entre los católicos, el PT fluctuó entre el 58% y 55%, y Bolsonaro lo hizo entre el 37% y 39%. Ambos candidatos sumaron adeptos en sectores que suelen ser más reacios a su figura, pero perdieron votantes en colectivos sociales que parecían ser más afines. Sobre ambos grupos religiosos, hay un 4% de posibles votos en blanco y 2% de indecisos.
De esta manera, Lula llega mejor posicionado entre las mujeres (52% contra 41% de Bolsonaro), las personas afrodescendientes (51% contra 42%), los católicos (55% 39%) y las capas pobres de la sociedad brasilera (61% 33%). Bolsonaro es mejor visto entre sectores de mayores ingresos (54% contra el 40% de Lula, en la clase media, y alrededor de un 60% contra menos del 40% para grupos que perciben más de cinco salarios mínimos), personas blancas (54% contra 40%) y evangelistas (62% contra 32%).
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