16/11/2022
El sorprendente video fue tomado por una cámara de seguridad, ubicada al interior del Hospital Finochietto, en Palermo, Buenos Aires, donde se captó un hecho insólito. Dicen que en los sanatorios y centros de salud es normal percibir presencias o espíritus, muchos de estos son captados moviendo cosas o mostrándose como sombras, sin embargo en esta oportunidad la situación fue diferente.
En las imágenes, puede verse a un oficial de seguridad, quien se encontraba en la guardia del hospital. Allí mismo, se presentó una mujer, mostrando un serio malestar. Ante esto, el guardia le toma sus datos y luego le pasa una silla de ruedas para trasladarlo y que sea atendida. Por otro lado, se supo que esto ocurrió a las 3:26 de la madrugada del viernes 11 de noviembre.
Sin embargo, la cámara de seguridad que filmó la secuencia, captó algo completamente diferente. Ante esto, el supuesto paciente no era real, por lo que se atribuyó este episodio a un acontecimiento paranormal. No obstante, tras pasar unas cuantas horas y ver que el paciente no salía de la consulta, el custodio llamó a los médicos. Pero, ante la consulta del agente, éstos le respondieron que no habían recibido a ninguna paciente.
Ante la sorpresa del guardia, quien sostenía firmemente haber visto a la supuesta enferma, le solicitaron los datos que le había proporcionado. Ahí mismo se descubrió todo, puesto que dicha información, no podía corresponder con nadie; puesto que, ese nombre le correspondía a alguien que había fallecido el día anterior.
Sin duda alguna, las imágenes sorprenden hasta los escépticos, dado que puede verse como las puertas se abren solas y supuestamente ingresa alguien. Posteriormente, el guardia se acerca a tomarle los datos. A las 3.27 el mismo personal de seguridad toma una silla de ruedas estacionada junto a los ascensores de la planta baja, se la ofrece a alguien que no se ve y, ante el supuesto rechazo de la misma, la devuelve a su lugar.
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La situación quedó grabada en vídeo, en cuya secuencia sólo aparece el personal de la empresa de seguridad, sin que se viera a una segunda persona. Asimismo, puede verse que la puerta automática se abre pero no hay nadie detrás, solo se adivina una columna. El recepcionista, sentado en el segundo de los dos escritorios ubicados desde la puerta, se levanta de su asiento, camina hacia la entrada, corre la cinta de peligro, anota algo en una planilla y hace un ademán compatible con dejar pasar a alguien.
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