Encuestas políticas: información y confusión

Si bien los sondeos sobre los posibles candidatos definitivos de cara a las presidenciales antes estas nuevas PASO son tema central de la agenda política y mediática, han quedado cercadas por la controversia en Argentina y en el mundo. Los resultados que las encuestas han arrojado en situaciones anteriores plantearon escenarios posibles que se alejaron del resultado final. Cada vez hay menos confianza en ellas. Y esto cabe aclarar no es una situación propia nuestro país, España y Paraguay, solo por mencionar dos ejemplos, en sus últimos sufragios también han dado muestras de ello.

Ahora bien, ¿se trata simplemente de errores en el marco de la investigación o de malos cálculos estadísticos? La respuesta es: NO. Si bien siempre es relevante leer la fuente que publica, es decir la consultora, el equipo que lleva a cabo el estudio y la muestra que se consideró, nos encontramos en un momento donde las corrientes de opinión pública manifiestan divergencias y como nunca en la historia se visualiza el síntoma de la "espiral del silencio".

Este término, acuñado por la politóloga alemana, Elisabeth Noelle-Neumann en la década del 70 parte del supuesto de que la mayor parte de las personas temen al aislamiento y, antes de manifestar su verdadera opinión, identifican primero las ideas de las corrientes mayoritarias para sumarse a las más consensuadas a la hora de expresarlas públicamente o, aún en el anonimato de una encuesta. La manifestación real de la opinión pública, donde convergen todas las corrientes de opinión se da ante las urnas. Esto nos deja de cara a una incertidumbre que solo podrá dilucidarse el domingo 13 a la noche en las PASO, la mejor investigación de mercado.

Estamos transitando un contexto donde la clase política, discute aspectos relacionados al poder (y esto incluye a todos los partidos) y denota estar alejada de las problemáticas reales de la gente exceptuando claro, el momento de la propaganda política. Esto conlleva como síntoma un electorado apático e indeciso.

Peleas internas de poder entre candidatos del mismo partido, aspecto valioso en una sociedad democrática en otra situación, pero en el aquí y ahora, este accionar desluce las ideas y propuestas centrales y se vuelve complejo de entender ante la situación que vive la Argentina: pobreza en crecimiento, inseguridad en las calles y una economía que ha tomado vida propia haciendo padecer a gran parte de la sociedad. En este escenario la gente no responde no solo porque todavía no tiene demasiado claro quién podría resolver los problemas de la magnitud que hoy vive la Argentina, sino porque además desconfía de las propuestas.

Las opciones enfrentadas de Juntos por el Cambio, la complejidad y las diferencias entre los candidatos de Unión por la Patria, los discursos de Milei con sus alzas y bajas, la izquierda y sus candidatos y otras minorías, todos conformando un abanico de opciones que prometen soluciones difíciles de creer para una sociedad angustiada.

Mientras tanto del lado de los partidos, hay que reconocer la tarea difícil del marketing en estas elecciones. Asesores poniendo en marcha una multiplicidad de estrategias dispuestas para que cada candidato sobresalga y se posicione en una arena política que presenta este alto grado de enfrentamiento y problemática. Se observa un estrecho margen entre las principales figuras de cada partido y cada investigación de mercado presenta resultados difusos y cambiantes. Hay que reconocer que ni el CEO de una organización con vasta experiencia podría lidiar tranquilo con este contexto.

Este clima de opinión enrarecido se observa, en la calle, en los lugares de trabajo y hasta en las charlas de ascensor. Hoy la situación planteada hace que ningún candidato pueda considerarse seguro en su posición. Todos buscan que los resultados los pongan en el top del preferido apelando al efecto "bandwagon" o de arrastre, es decir subirse al carro ganador. Este comportamiento se traduce en las decisiones, afectadas por la opción que otros ya han escogido. No obstante, esta vez es complejo. Los resultados de los sondeos difieren una y otra vez y también hay diferencias dependiendo de quien haya sido el partido o candidato que pidió el estudio.

A pesar de las críticas, las encuestas siguen siendo una herramienta esencial en una democracia. Proporcionan información valiosa a los votantes y a los líderes políticos sobre las preferencias y preocupaciones de la población. Las encuestas permiten a los candidatos ajustar sus estrategias y mensajes en función de las tendencias que emergen en la opinión pública. Pero en la Argentina actual, a pocos días de las PASO este instrumento está en tela de juicio y todos los argentinos tenemos claro por unanimidad que más que resultados de encuestas quisiéramos tener la palabra de un adivino para predecir el futuro próximo de quien lidere Nuestro País.