11/12/2025
Con el país en tensión desde la elección del 30 de noviembre, el jefe del Estado Mayor Conjunto de
Honduras, Roosevelt Hernández,
ratificó que las Fuerzas Armadas "garantizarán
la alternabilidad democrática" una vez que el CNE oficialice los
resultados definitivos. El mensaje llegó en un escenario turbulento: protestas
del oficialista LIBRE,
acusaciones cruzadas de fraude y una autoridad electoral fuertemente
custodiada.
La sede del CNE permanece rodeada de policías
y militares desde que su presidenta, Ana
Paola Hall, pidió refuerzos ante las movilizaciones que denuncian un
supuesto "golpe electoral" por
fallas en el sistema de transmisión preliminar (TREP).
La OEA
fue la primera en fijar postura: rechazó "cualquier intento de alterar el orden
público" y advirtió que las presiones externas buscan interferir en las etapas
finales del proceso electoral. La misión encabezada por Eladio Loizaga exigió que las fuerzas de
seguridad protejan el material de votación y pidió al CNE celeridad y
transparencia.
La Unión
Europea, a través de su misión de observación, reiteró el mensaje:
respeto a la voluntad popular, uso de mecanismos institucionales para cualquier
reclamo y exigencia de que el CNE
y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE)
actúen con imparcialidad y sin maniobras que puedan alterar el escrutinio.
Mientras el recuento avanza lentamente, el
candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura -respaldado públicamente
por Donald Trump- mantiene una ventaja inferior a un punto porcentual sobre Salvador Nasralla (Partido Liberal), quien denunció el
"robo" de la elección tras interrupciones en el conteo.
Ambos espacios reclaman irregularidades y se
acusan mutuamente de presionar al CNE. La falta de resultados oficiales
alimenta el clima de incertidumbre y multiplica las dudas sobre la integridad
del proceso.
El pronunciamiento de Hernández busca enviar
un mensaje de estabilidad institucional en un momento crítico. La promesa de
"garantizar la alternabilidad" coloca a las Fuerzas Armadas como un actor
central en la salida de la crisis, en un país marcado por la fragilidad
democrática y el recuerdo de intervenciones militares en procesos electorales
pasados.
La clave, ahora, será cómo responde el sistema
político hondureño al resultado final del CNE -sea cual sea- y si los partidos
respetan los canales legales para dirimir sus reclamos.
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