05/07/2023
La travesía que inició hace cuatro años, cuando Emilio Mendoza, decidió salir con su motocicleta y dejar atrás Lomas De Zamora, con rumbo desconocido. Guiado por la aventura, comenzó a recorrer diversas regiones de Argentina y pasar por países limítrofes, asimismo, sin un objetivo fijo, decidió que su instinto y su vehículo lo llevaran a recorrer diversos horizontes.
Sin saberlo, estaba escribiendo un capítulo de su vida, que jamás hubiera imaginado. Es así, que este profesor, partió en 2019 salió del sur del Conurbano y recorrió toda América Latina en su moto. Tras su viaje de regreso, presentó serias dificultades, sobreviviendo a la pandemia que por aquel entonces rigió por todo el mundo, se quedó varado en Panamá tras un accidentado naufragio en el que casi pierde la vida.
Desde Argentina, pasó a Chile, Bolivia, Belice, Honduras, El Salvador, Guatemala y Costa Rica, entre otros, antes de llegar a México, desde donde emprendió el retorno. En el trayecto, fue conociendo personas y personajes interesantes. Asimismo, Emilio había salido de su país, para conocer y aprender nuevos modelos educativos para llevar consigo de vuelta al conurbano, desde donde partió.
Salí desde Argentina hacia el oeste, fui a Chile subí por toda la costa del Pacífico con Perú Ecuador y Colombia, y ahí es el cruce a Panamá donde el cruce fue complicado, porque no hay ruta, entonces ahí hay que elegir alternativas para poder hacer pasar y sortear el Tapón del Darién, recordó Emilio Mendoza en dialogo con Diario Latina. Y señaló que, parte de su travesía debió hacerla por barco y avión, dadas las complicadas rutas en el traspaso de Sudamérica hacia Centroamérica, tras desembarcar, continuó camino por Panamá y Costa Rica.
En el trayecto siento la calidez y aprecio de las comunidades por las que pasaba, dado que muchos lugares son muy frecuentados por turistas de paso, donde la solidaridad local abunda. Asimismo, muchos residentes de distintos países, le brindaron hospedaje, sintiéndose agradecido con los aportes de los lugareños.
Un patrón que vi muy repetido en Latinoamérica es la solidaridad de la gente, la verdad que es algo que te cambia la mirada, porque uno sale con ciertas ideas y temores que resultan ser casi infundados, como los miedos a la inseguridad, pero nada eso ocurrió por suerte, comentó y continuó: La solidaridad de la gente hizo que mi viaje sea totalmente distinto, porque no viaje únicamente como turista, sino que pude entrar a lugares que de otra manera no poder ingresar o sea digo como estas entreviste incluso hablar con personalidades como Francia Márquez o con un encuentro con Evo Morales.
Asimismo, en su viaje, aprovechó para conocer más sobre otras experiencias educativas, dado que su enfoque docente, también lo perfiló para conocer otros modelos de enseñanza. El viaje, lo empecé a proyectar como un desafío para ir conociendo otras experiencias educativas que puedan enriquecer mis prácticas como docente e ir a ver modelos educativos que tienen las comunidades indígenas, campesinas y urbanas, que pudieran aportar algo al sistema educativo argentino", expresó Emilio.
En su regreso, Mendoza debió embarcarse para poder atravesar frontera, dado que buscaba regresar a Buenos Aires. En el trayecto, el clima cambió de manera repentina, por lo que de un oleaje pacifico, pasó a una tormenta despiadada que azotó contra la embarcación. En un intento de hacer el cruce de Panamá hacia Colombia, nuevamente opté por cruzar con una embarcación con mi moto, junto a un grupo de personas, recordó.
En el trayecto, que se suponía que duraría cinco días, el primer día de navegación fue muy bueno y al segundo día de navegación, la embarcación iba muy sobrecargada y con el oleaje que empezó a crecer empezó a entrar agua dentro del barco. Ante esto el capitán Samuel Galeano y la empresa por la avaricia de cargar mucho y de llegar a tiempo, continuaron adelante y no pusieron freno, a esto en su momento cuando vieron que empezó a crecer y ya estaba de dos metros podrían haber hecho algo y o al menos estar atento, pero los problemas continuaban, señaló.
Una bomba de la embarcación dejó de funcionar y nadie se percató, se empezó a complicar el panorama, cuando uno de los motores no funcionó y la embarcación continuaba camino con uno solo. Luchando contra los oleajes de cinco metros, la situación sobrepasó las expectativas del barco, el cual terminó sucumbiendo ante el violento mar.
Ante el inminente hundimiento, dieron aviso a las autoridades por medio de WhatsApp, quedando a la espera del rescate. Según Emilio, estuvieron una hora nadando, flotando agarrados a unas cajas de pollo. Tras una larga espera y ubicados a un kilómetro de la costa, fueron vistos por una comunidad indígena llamada Maguebgandi, de la comarca Kuna Yala, una de las más grandes de Panamá. La cual fue a su rescate.
La comunidad indígena que habitan en esa zona, vienen a buscarnos y nos sacan en una embarcación muy precaria, nos piden que nademos y nos alejemos de esa zona rompiente. Logramos salir a una zona un poquito más de calma y ahí nos pudieron levantar y nos sacaron, pasamos todo el día en la en esa comunidad indígena y sentados ahí frente al mar, recordó.
En ese momento, mientras miraba al mar, veía como los locales recibían las cajas de comida (productos que había en la embarcación) que el oleaje arrastraba hacia las costas. Los residentes, comenzaron a recoger todo lo que llegaba y a preparar con ellos un banquete para sus visitantes.
Tras una corta estadía, personal policial llegó hasta la comunidad para recogerlos y llevarlos a una región donde pudieran establecerse. En su regreso a Lomas de Zamora, Emilio sabía aunque no recupería su moto y que ni la empresa ni el capitán se responsabilizará de su pérdida. Asimismo, la solidaridad nuevamente le sonrió y una empresa le regaló una moto nueva para que pueda continuar con su viaje. Asimismo, sigue en contacto con las autoridades, a la espera de recuperar su antiguo vehículo. Entre tanto se prepara para un nuevo viaje por Latinoamérica.
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