En menos de una semana, las autoridades de Chile realizaron dos importantes decomisos de droga proveniente de Bolivia, detectada en mercadería destinada a la exportación internacional. En total, se incautaron cerca de 700 kilos de cocaína y más de 110 kilos de marihuana, ocultos mediante métodos cada vez más sofisticados.
El primer procedimiento tuvo lugar el 18 de diciembre, cuando se descubrió casi 700 kilos de clorhidrato de cocaína impregnados en madera de la especie tajibo. El cargamento, compuesto por nueve pallets y con un peso total cercano a 19,5 toneladas, había salido de Bolivia y tenía como destino final Barcelona, España.
El operativo se realizó en el marco de la operación "Mercurius", con la participación del Servicio Nacional de Aduanas, la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), la Policía Marítima de la Armada y la Fiscalía de Arica, especializada en crimen organizado. Las autoridades detectaron irregularidades en la documentación y en la logística del envío, lo que motivó peritajes científicos posteriores que confirmaron la presencia de droga infiltrada en la estructura de la madera.
Según el fiscal regional Mario Carrera Guerrero, el método utilizado representa un desafío adicional para los controles, ya que no todas las piezas estaban contaminadas con cocaína, lo que dificulta su detección y evidencia la evolución de las técnicas del narcotráfico.
Cinco días después, un segundo operativo permitió incautar más de 110 kilos de marihuana ocultos en un camión que transportaba soja a granel en tránsito desde Bolivia hacia Colombia. El vehículo fue interceptado en la región de Arica y su conductor, un ciudadano boliviano, quedó detenido a disposición de las autoridades.
Tras el hallazgo de la cocaína en la madera de exportación, la Fiscalía de Bolivia informó la apertura de una investigación penal para determinar responsabilidades y posibles redes criminales involucradas. Desde el Ministerio Público boliviano señalaron que el país está cooperando activamente con la investigación chilena.
Estos casos refuerzan la preocupación regional por el uso de cadenas comerciales legales para el tráfico de estupefacientes y confirman la presencia de nuevas modalidades de ocultamiento en el comercio internacional, especialmente en productos de exportación bolivianos.




