31/12/2025
Bolivia registró una caída cercana al 50% en el consumo interno de diésel a dos semanas de haber eliminado el histórico subsidio a los combustibles, según datos oficiales difundidos por el Ejecutivo. La medida forma parte del paquete económico impulsado por el gobierno de Rodrigo Paz para reducir el déficit fiscal y garantizar el abastecimiento energético.
Desde el Gobierno sostienen que la brusca reducción no responde a una contracción de la actividad económica, sino a la desarticulación de redes de contrabando que operaban aprovechando los precios artificialmente bajos del mercado interno.
El ministro de Hidrocarburos y Energías, Mauricio Medinaceli, explicó que la eliminación del subsidio permitió frenar el desvío ilegal de diésel y gasolina hacia países limítrofes. Según las estimaciones oficiales, estas maniobras generaban pérdidas millonarias para el Estado y se sostenían a través de esquemas de corrupción estructural.
"El consumo de diésel cayó alrededor de un 50% y esperamos que se estabilice entre el 30 y el 40%", señaló el funcionario, quien aseguró que la medida "quitó el negocio a los contrabandistas".
El ajuste duplicó el precio del diésel y elevó el valor de la gasolina en un 86%, en el marco del decreto 5503, aprobado el 17 de diciembre. Con la nueva normativa, se fijaron precios de referencia más cercanos a los valores internacionales, lo que modificó de manera abrupta el esquema vigente desde 2004.
El Gobierno defendió la decisión como necesaria para aliviar la presión sobre las reservas internacionales, reducir la necesidad de importaciones y estabilizar el tipo de cambio.
Pese a los argumentos oficiales, el fin del subsidio a los combustibles generó un fuerte rechazo de la Central Obrera Boliviana (COB), que impulsó marchas y huelgas en La Paz y reclama la derogación del decreto. Los sindicatos advierten que el ajuste deteriora el poder adquisitivo y encarece bienes y servicios básicos.
No obstante, desde la entrada en vigencia de la medida, el Ejecutivo destacó la desaparición casi total de las filas en estaciones de servicio, una postal habitual durante el último año.
La eliminación del subsidio marca un quiebre con una política sostenida durante más de dos décadas, financiada en su momento por los altos ingresos del gas natural. La caída de los precios internacionales y la reducción de exportaciones volvieron insostenible el esquema, según el diagnóstico oficial.
El futuro de la medida dependerá ahora de la capacidad del Gobierno para sostener el abastecimiento, contener el impacto social y avanzar en el diálogo con los sectores más afectados.
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