02/11/2025
La Corte Suprema de Brasil exigió al Gobierno de Río de Janeiro la preservación
y documentación completa de las pruebas materiales relacionadas
con el operativo policial llevado a cabo en los complejos de Penha y Alemão, donde murieron más de 120 personas.
La decisión fue dictada por el magistrado Alexandre
de Moraes, quien ordenó que los peritajes
y cadenas de custodia sean conservados de manera "rigurosa e integral" para garantizar la transparencia judicial y el control del Ministerio Público Federal.
El fallo del STF se enmarca en una sentencia previa que fijó nuevas reglas para los operativos policiales en las favelas,
con el objetivo de prevenir abusos
y violaciones de derechos humanos.
El juez Moraes también convocó una
audiencia con 20
organizaciones civiles y de derechos humanos para el 5 de noviembre, donde se analizará si el operativo
cumplió con los protocolos establecidos por el máximo tribunal.
El gobernador Cláudio Castro
deberá comparecer ante el STF para presentar un informe
detallado con el número de víctimas, los procedimientos
utilizados y las medidas de asistencia a las
familias afectadas.
El megaoperativo
movilizó a 2.500 agentes con el objetivo de desmantelar al Comando Vermelho, una de las bandas criminales más poderosas de Brasil.
Aunque el gobierno regional lo calificó de "éxito",
el saldo de muertos es incierto: mientras la Defensoría
Pública reporta 132 víctimas,
las autoridades solo reconocen 121
fallecidos.
La intervención ha generado una fuerte controversia
política y social, con llamados de la ONU
y diversas ONG internacionales para realizar una investigación independiente.
El gobernador Cláudio
Castro defendió la acción afirmando que la mayoría de los
fallecidos tenían antecedentes por narcotráfico y
homicidio, y que 40 de ellos
provenían de otros estados brasileños.
Según explicó, las restricciones
judiciales impuestas a las operaciones policiales desde 2021
habrían convertido a Río de
Janeiro en refugio de miembros de bandas delictivas de otras
regiones.
Por su parte, el juez Moraes
advirtió que la prioridad de la justicia es garantizar que no se destruyan ni manipulen pruebas, y que las
familias de las víctimas reciban acceso a
información verificable sobre los hechos.
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