08/04/2024
Henry Constantín Ferreiro, director del diario La Hora de Cuba y vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) cuenta en exclusiva a Diario Latina cómo se vive la grave crisis que atraviesa la Isla.
Por
Emanuel Arguello
Apagones, racionamientos, falta de medicinas, alimentos, y una población civil cada vez más fatigada (y sobre todo, mucho más hambrienta) son algunos de los elementos que describen el complejísimo escenario económico, social y humanitario que se cierne sobre la Isla y que exhibe el colapso del modelo de desarrollo cubano.
Henry Constantín Ferreiro, director del diario La Hora de Cuba y vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), describe con suma crudeza la situación humanitaria en la Isla, en donde en las últimas semanas el Gobierno de Miguel Díaz - Canel solicitó asistencia a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para paliar la grave escasez de alimentos. "Hay personas que a estas alturas ya no se pueden explicar cómo se mantienen con vida", sentenció Ferreiro.
Foto: Henry Constantine Ferreiro.
La situación de hambre en la Isla no distingue edades, y afecta a la mayoría de los sectores de la población por igual, con un costo de vida que en algunos casos difiere en más de un 80 por ciento a los ingresos de los sectores más vulnerables de la ciudadanía. "Hay muchos niños que roban meriendas para poder llevar a sus casas, eso es cada vez más común (...) la mayoría de los adultos mayores recibe pensiones al mes de cerca de 10 dólares, cuando está probado de que un cubano necesita gastar al mes 100 dólares para tener una vida al menos decente", planteó el vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP.
La magnitud de la escasez de alimentos alcanza una gravedad tal que se ve reflejada incluso, en la provisión del alimento más básico para la vida humana: el pan. "Hay pueblos en donde hace un mes no viene el pan. Hay lugares en donde directamente ha desaparecido o se comienza a elaborar a partir de harinas que dan un sabor pésimo. La situación es realmente caótica", sostuvo el director de La Hora de Cuba.
Foto: ciudadano cubano pesa la cantidad de harina disponible, en el marco de las políticas de racionamiento del Gobierno.
Sin embargo, el hambre es apenas uno (y el más grave) de los problemas que embarga la realidad cubana. En diálogo con DiarioLatina.news, Ferreiro describió el durísimo impacto de los apagones programados en la vida cotidiana de las poblaciones que se encuentran más alejadas de La Habana, la capital de Cuba.
"Los apagones pueden llegar a durar más de 20 horas en los pueblos, y pueden llegar también hasta las 24 horas, con pequeños regresos de luz de 2 horas para que medianamente la gente pueda organizar su vida. Hay lugares privilegiados, como La Habana, en donde los cortes de luz sólo duran 3 o 4 horas", relató.
Además del correspondiente impacto en la organización de la vida cotidiana de las comunidades que se encuentran fuera de La Habana y de los sectores más privilegiados del país, la falta de electricidad afecta también a la maltrecha productividad de la economía cubana, y es que en este punto, la ecuación resulta muy sencilla: sin energía, no se puede producir.
"No se está produciendo nada, no se produce comida ni siquiera en los campos. Se producen pequeñas cantidades que son las que permiten que el cubano no muera en la calle por inanición", sostuvo Ferreiro.
La falta de inversión en las principales centrales energéticas, combinada con la ausencia de mantenimiento en la red de distribución en todo el país, y la escasez de divisas para importar combustibles para la generación de electricidad se combinaron para generar una verdadera "tormenta perfecta" en el sistema productivo cubano.
Foto: niños cubanos en la acera, durante uno de los apagones cotidianos en la Isla.
Represión
A raíz de este complejo escenario, en los últimos meses volvieron a estallar las protestas en contra de la administración de Miguel Díaz - Canel (en el poder desde el 2019), que han sido duramente acalladas mediante la represión de las fuerzas de seguridad, y en algunas ciudades inclusive, con el corte del servicio de internet o de la señal telefónica para evitar una mayor difusión del masivo descontento social.
Si bien, las manifestaciones fueron motivo de salvajes represiones ordenadas por el Gobierno cubano, según lo señalado por Ferreiro, las mismas no alcanzaron el volumen nacional de las protestas registradas en 2021, cuando miles de cubanos se volcaron a las calles para exigir la renuncia de Díaz - Canel, producto de la gestión de la pandemia del COVID - 19 en la Isla, además de reclamar por la abolición de las restricciones económicas y sanitarias en el país.
"No son los mismos niveles de protestas que los registrados durante el 2021, aún se trata de manifestaciones locales, pero esto recién está comenzando", indicó el dirigente regional de la SIP, que a su vez detalló que el número de detenidos por las fuerzas de seguridad cubanas, se ubica por encima de los 32, aunque debido a la falta de una comunicación oficial y verídica por parte del Gobierno, la cifra indicada podría ser sensiblemente inferior a los arrestos acontecidos durante las jornadas de manifestaciones.
Por otro lado, Ferreiro manifestó que hay puntos "a favor" de un cambio en Cuba, aunque descartó que puedan producirse mayores modificaciones en el corto plazo en la Isla, ante el control impuesto por el aparato represivo del Gobierno y la migración de ciudadanos al extranjero, una vía indirecta de alivio a la presión popular contra el Gobierno. "Creo que no se vislumbra un cambio mayor, las protestas aún no alcanzan los niveles necesarios, y tampoco se ven fracturas en el esquema de poder. A no ser que haya un nuevo factor que profundice el empeoramiento de la situación, no me atrevo a dar pronósticos", expresó Ferreiro.
Mientras tanto, el Gobierno de Díaz - Canel, con mandato hasta 2028, echa culpas a los Estados Unidos, a quien señala como único responsable de "calentar" las calles de la Isla y fogonear las protestas de los ciudadanos que a oscuras y con hambre reclaman por mejores condiciones de vida.
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