Aunque su teléfono nunca fue hallado, las pericias hallaron más de 200 mensajes de muerte; se lo acusaba de una gran cantidad de estafas y además debía mucho dinero a distintas personas.

Los expertos de la Policía bonaerense en cuestiones tecnológicas, pudieron hacer una copia de la información guardada en la nube del teléfono que el empresario utilizaba en la Argentina, por lo que ahora se intentará bajar todos los mensajes que permitan establecer quiénes fueron las últimas personas que lo contactaron el 18 de junio, cuando fue visto con vida por última vez.

Este fin de semana, según informaron a la prensa fuentes del caso, las pesquisas estarán dedicados además a analizar en profundidad el contenido de algunos teléfonos celulares secuestrados en la causa y el impacto que tuvieron en las antenas en los días previos y posteriores al crimen, entre ellos los pertenecientes a las dos últimas personas que lo vieron con vida: su exsocio Maximiliano Pilepich y su exempleado y examigo Nahuel Vargas.

Ambos declararon como testigos en la causa y aseguraron que se encontraron con el empresario en la tarde del 18 de junio en el predio "El Renacer" de General Rodríguez, donde luego de entregarle 60.000 dólares se retiraron. En ese mismo lugar, los peritos encontraron rastros de una sustancia parecida a la sangre, huellas y pelos, que fueron remitidas para ser analizadas con el fin de determinar si pertenecen o no a Pérez Algaba.

Los investigadores trabajan también sobre las hipótesis de las amenazas recibidas de distintos orígenes, una de ellas proveniente de Gustavo Iglesias, sindicado como barrabrava de Boca, al que el empresario le debía miles de dólares (también a su hijo) y de quien se difundió un audio en que lo amenazaba por esa deuda. Iglesias y su hijo, se presentaron espontáneamente a declarar ante la Justicia.

Hasta el momento la única detenida por el crimen es una mujer trans, Alma Nicole Chamorro, que al parecer sería la dueña de la valija en donde fueron encontrados los restos de Algaba.